En los tiempos que corren, es importante tomarse un momento, una pausa, este tiempo que tanto deseamos los seres humanos para hacer lo que nunca podemos hacer y reivindicar… ajustar la cadena de la bicicleta, los frenos, y pensar en el rumbo que vamos a tomar de ahora en adelante.
Cuando el momento llega, la ansiedad busca sacarnos de este estado de calma y volver a la locura de los días agitados, la rutina, el multitasking, la costumbre de tener la cabeza ocupada con pensamientos, recordatorios, plazos, y tantas cosas más que no nos dejan respirar. Queremos volver a los hábitos, a aquello a lo que estamos acostumbrados a vivir en el día a día. Como si llenar de actividades nuestro calendario, nos garantizaría que estamos haciendo cosas importantes. Sí, claro, hacemos cosas todo el día, todos los días, pero ¿Son cosas importantes?
Lo que está pasando en el mundo, nos viene a advertir muchas cosas. Nos obliga a re- encontrarnos con nosotros mismos, a repensarnos, a escucharnos en nuestra soledad, a encontrarnos con la calidez del hogar, el compartir con nuestros hijos, con nuestros padres, abuelos, cuidar de los que más amamos y a quienes menos tiempo les dedicamos.
Hoy nos toca asumir una responsabilidad social, al percibir nuestra contribución desde el trabajo y a generar una sociedad más justa y más inclusiva.
Dicho esto, es crucial reflexionar sobre cuán adaptados estamos a los cambios que hace años se anuncian, pero a los cuales llegamos de manera reactiva.
Esta pandemia no es la única que viene a mostrarnos esta realidad. También lo hacen las miles de personas excluidas día a día del mundo laboral, ya sea por no contar con las competencias necesarias o por tener capacidades diferentes.
Bajo este escenario, el mundo del teletrabajo nos propone un esquema distinto, algo para lo que muchas organizaciones no están preparadas. Si ponemos el foco en la productividad, seguimos estancados en el modelo de la revolución industrial, pensando solo en generar más trabajo, sin entender que son las personas y su esfuerzo lo que tenemos que cuidar. Nos asusta la caída de la contribución de las personas. Pero, ¿Alguna vez se hizo foco en la realidad de nuestros colaboradores? Mejor dicho… ¿conocemos esa realidad? ¿Tienen hoy todos acceso a la web? ¿Las organizaciones que instan al teletrabajo, les generan las condiciones a las personas? Sabemos que en algunos países del mundo, estos detalles están resueltos y pensados. Se cubren los costos de luz o de internet considerando los lugares donde habitan los colaboradores.
El área de Recursos Humanos se ocupa justamente de esta parte, de interesarse en la situación del otro. Me gustaría saber cuántas áreas hoy se ocuparon de asegurarse e interesarse porque sus empleados y familias estén gozando de buena salud en sus casas, preguntando por la situación económica que esto trae aparejado, más que pensando en cómo controlarlos a través del teletrabajo y las nuevas tecnologías, horarios o sanciones que se fijen.
¿Conocemos la situación de cada uno? ¿Tienen hijos que atender y entretener, padres con delicada salud, están solos? ¿Cómo logramos el desarrollo de las actividades que no pueden ser suplidas por el teletrabajo?
Un sastre, un peluquero, un dentista, un fisioterapeuta, un verdulero, y así con muchos puestos de trabajo más.
Desde el campo de los Recursos Humanos, se viene hablando hace ya un tiempo sobre el teletrabajo, la gestión por resultados, el trabajo minucioso que se debe realizar sobre las culturas, los equipos de trabajo, el liderazgo de quienes dirigen una organización.
Necesitamos líderes con visión y no jefes que solo emitan órdenes a cumplir. Por otro lado, las personas deben despertar de modelos que ya no tienen cabida, y aceptar el desafío de formarse y mantenerse actualizados en conocimientos y capacidades.
La pregunta es… ¿Basta con solo hablar de estos temas o es necesario que nos pongamos a trabajar en serio en aspectos necesarios para el siglo en el que vivimos? Esos asuntos son los que siempre esperan ser atendidos y resultan ser la última prioridad. Lo urgente nos consume la mayor parte de nuestro tiempo. Las estrategias a largo plazo pueden esperar…
En este sentido, la pregunta es si verdaderamente, ¿cualquier organización, de carácter público o privado, contribuye a generar mejores condiciones de vida constantemente?
¿El rol del área es realmente comprendido?, sobre todo por aquellas personas que se desempeñan en el área.
Creo que es momento de repensar nuestras actividades hacia el interior del corazón de la esencia de recursos humanos y, alinearlas con esa visión de futuro que nos exige, como parte de una organización, estar sólidamente formados.
Hoy vivimos una realidad crítica más allá de la pandemia, debemos entender que al aislamiento que hoy estamos obligados a transcurrir, miles de personas lo sufren día a día, siendo aislados por nosotros mismos, poniéndoles ciertas barreras.
¿Entendemos la importancia de esa persona y, de ese rol, que se ocupa especialmente de cada uno de los seres humanos que trabajan en la organización? ¿Que vuelve a su casa pensando si hizo lo mejor que estuvo a su alcance para lograr la armonía dentro de la organización y el bienestar y la felicidad de todos sus compañeros de trabajo? O más importante aún… ¿Tenemos más herramientas a nuestro alcance que no estamos utilizando?.
La misión del área de Recursos Humanos es cuidar de las personas por, sobre todo, pero nuestro sentido crítico, nos debe hacer recapacitar y, entender que estar incluidos en el mundo del trabajo no solo es una responsabilidad individual, sino una responsabilidad social básica que debe ser resuelta en Comunidad.
Insisto en el desafío de repensarnos como área de trabajo:
Es necesario analizar si hacemos lo suficiente con respecto a las nuevas demandas. ¿Tenemos la capacidad de trabajar por resultados o seguimos pensando que el cumplimiento de horarios nos hace más productivos? ¿Tenemos los medios de comunicación aceitados para lograr esto? ¿Con qué tipo de líderes contamos? ¿Están formados o dejamos estos aspectos para después? ¿Nos inspiran a la solidaridad, a mantenernos activos en estos tiempos? ¿Nuestra cultura de trabajo nos permite asumir este nuevo desafío y cambiar nuestras formas de relacionarnos? ¿Los lazos del equipo son lo suficientemente fuertes como para lograr el mismo resultado que cuando nos encontramos en las oficinas?
Cuando nos preguntemos qué hace el área de Recursos Humanos, pensemos que trabaja para construir todo lo intangible, para que cuando las circunstancias no ayuden y todo alrededor parezca desmoronarse, una vez más, se valore a la fuerza de trabajo, al capital humano, a las personas de las cuales dependen los resultados de una organización, hoy y siempre, a pesar de los cambios tecnológicos, los nuevos siglos venideros, la robotización, la eliminación de horas hombre en los procesos….. Detrás de todos estos aspectos, debería existir un área que preste oído a todas estas preocupaciones y piense a la organización en este sentido, que construya, que se preocupe por el otro, que insista en trabajar lo intangible y a largo plazo para que, cuando crisis como estas nos vengan a tocar la puerta, ya no sea demasiado tarde para construir lo que esta hermosa profesión nos indica como misión: ponderar el rol del ser humano dentro de las organizaciones y trabajar por ello los 365 días del año.
El teletrabajo, con la pandemia, se estableció por razones de negocio, con la finalidad de cubrir necesidades de atención al público en este momento de crisis. Estas estrategias no fueron instrumentadas pensando en los recursos humanos y en la preservación del capital humano.
Si seguimos con la mirada tradicional, estamos desperdiciando la oportunidad de aprendizaje.
Sin dudas estos tiempos sentarán un precedente. Van a cambiar las formas de vincularnos, de pensar en nuestra felicidad en el trabajo, el work-life balance tomará un rol activo, la calidad de vida laboral apuntará alto, los procesos mutarán y las áreas de recursos humanos contarán con el tiempo para repensarse….
“La resiliencia es la capacidad de un sistema, empresa o persona para mantener su propósito principal e integridad ante circunstancias radicalmente cambiantes.”
Andrew Zolli y Ann Marie Healy
Por Stefanella Russo.
Magister en Administración y Gerencia Financiera Pública. Licenciada en Recursos Humanos. Directora de Empleo y Desarrollo. Gobierno de la Provincia de Salta. Jefa de Carrera de la Especialización en Dirección de Recursos Humanos. Universidad Católica de Salta. Docente de Grado y Posgrado. UCASAL.

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