La idea del Mac con ARM ha sobrevolado durante años la sede de Apple. Sin embargo, no ha sido hasta esta tarde, durante la conferencia inaugural de la WWDC 2020, cuando la empresa norteamericana ha confirmado su adiós a los procesadores de Intel, los cuales serán reemplazados por los chips Apple Silicon que actualmente incorpora en dos de sus productos más exitosos: el iPhone y el iPad.
Esta es la segunda gran transición que el Mac afronta en su historia. La primera comenzó en 2005, cuando Steve Jobs anunció durante la WWDC de aquel año que los ordenadores de Apple del futuro incorporarían chips fabricados por Intel –en lugar de los procesadores PowerPC que Apple utilizaba en aquel momento–.
Las razones por las que Apple ha decidido apostar por un Mac con ARM son múltiples. Entre los más importantes se encuentran los siguientes:
Tienen la capacidad. En los últimos años, la empresa californiana ha logrado un importante avance en el desarrollo de SoCs ARM. Sus dos creaciones más recientes, conocidas como A13 Bionic y A12Z Bionic, ofrecen unos niveles de potencia, eficiencia y flexibilidad superiores a diversos chips de la competencia. En varias pruebas de rendimiento, de hecho, estos SoCs obtienen mejores puntuaciones que los procesadores de Intel presentes en el MacBook Air. Comercializar un Mac con ARM, por lo tanto, no implicaría un compromisos en potencia respecto a Intel.
Intel no avanza al ritmo que Apple desea. La empresa con sede en Santa Clara no pasa por su mejor momento en lo que al desarrollo de nuevos procesadores se refiere. El uso de ciertas litografías se ha retrasado en varias ocasiones, AMD está haciéndole la competencia en áreas donde Intel parecía invencible, etc.
Mejor integración entre hardware y software. Este probablemente sea uno de los factores más importantes detrás del cambio estratégico. Diseñar los procesadores que impulsan el futuro Mac con ARM permite a Apple controlar con precisión el rumbo de cada producto. Por ejemplo: si creen que el futuro del Mac pasa por la inteligencia artificial, los ingenieros pueden desarrollar un coprocesador que acelere este tipo de tareas. Esta es precisamente la estrategia que Apple ha seguido durante los últimos años con el iPhone, el iPad y el Apple Watch. Y esto, en última instancia, se traduce en productos mejores para el consumidor.
Una plataforma, múltiples dispositivos. Los desarrolladores podrán crear aplicaciones compatibles con todas las plataformas de Apple (iOS, macOS y iPadOS). Dado que la arquitectura base es la misma, el proceso se simplifica para todos: usuarios, desarrolladores e incluso Apple.